El 28 de abril es el Día Mundial de la Seguridad y Salud en el Trabajo. Con el lema: “Mismo riesgo, diferentes consecuencias”, USO se centra en destacar que, en función de variables como el género o la edad, los trabajadores, ante el mismo riesgo, sufren diferentes consecuencias.
En 2019, USO lanzó la campaña “Sin evaluación, no hay prevención”. Con ella, denunciábamos que las evaluaciones de riesgos son genéricas o de “corta y pega”; evaluaciones que no recogen los riesgos específicos del puesto de trabajo ni las características concretas del trabajador o trabajadora que va a desempeñar dicha actividad. Y, además, evaluaciones que no se actualizan ante los cambios en las condiciones laborales ni por los daños que se producen en la salud.
Una prevención de riesgos laborales “de papel” conlleva un efecto “bola de nieve” que condiciona toda la acción preventiva. Porque si la evaluación de riesgos no es específica y no está actualizada, es imposible evitar los riesgos, realizar una planificación de la acción preventiva, prevenir accidentes de trabajo, dolencias derivadas del trabajo, enfermedades profesionales, actuar en caso de riesgo durante el embarazo, etc. Es decir, la evaluación es la clave para una acción preventiva eficaz y para desarrollar nuestro trabajo en un entorno seguro y saludable.
La situación no ha mejorado en los últimos cinco años. Por ello, en USO hemos centrado nuestra campaña en 2024 en la importancia de la perspectiva de género y edad en la PRL, porque “Mismo riesgo, diferentes consecuencias”.
Desde USO, consideramos que tanto la edad como el género constituyen factores lo suficientemente diferenciadores como para tenerlos en cuenta e integrarlos a lo largo de toda la acción preventiva de la empresa.
Es una realidad que existen riesgos que afectan de forma diferente a hombres y mujeres, más allá de las que se pueden presentar en las situaciones de embarazo y lactancia. Y es igual de cierto que los riesgos pueden tener distintas consecuencias en relación con la edad de la persona trabajadora expuesta.
Sin embargo, ni un factor ni el otro están regulados. El único avance en este sentido es el que propone la Estrategia de Seguridad y Salud en el Trabajo 2023-2027. Según esta, el Gobierno prevé poner en marcha uno de los objetivos contemplados: la integración de la perspectiva de género en la prevención de riesgos laborales (PRL).
Desde USO reivindicamos una evaluación de riesgos acorde con las características de la persona y en función de variables como el sexo y edad, entre otras. En el sector educativo, algunas de estas variables, pueden provocar estrés y burnout en los docentes.
Maslach define el bunout como “un síndrome de agotamiento emocional, despersonalización y baja realización personal, que puede ocurrir entre individuos que trabajan con personas”. Aparece en profesiones vocacionales, como es el caso de los docentes, personas comprometidas con su trabajo y con altas expectativas respecto a las metas que se proponen, en las que el desgaste profesional se desarrolla como respuesta a estrés constante que se produce en el trato interpersonal y la sobrecarga laboral.
Este problema no afecta de igual manera a los hombres y a las mujeres. Según el reporte de “Women in the workplace 2021” de McKinsey y LeanIn, las mujeres sufren más burnout, y la brecha entre hombres y mujeres de este síndrome, casi se ha duplicado. El 42% de las mujeres dicen haber vivido burnout a menudo o casi siempre, en comparación con el 35% de los hombres. Las mujeres sufren más burnout y la causa primordial de ello está relacionada con las labores de cuidados que realizan y las consecuencias de ello en su vida laboral. Aunque la prevalencia del síndrome es similar en ambos sexos, se observan diferencias a nivel de los síntomas, ya que las mujeres presentan tasas de desgaste psíquico y emocional y los hombres, tasas más altas de indolencia y cinismo.
Por todo ello, ponemos al alcance de todos los profesionales del sector docente nuestro Gabinete de Salud Mental enfocado a formar e informar sobre las causas y las consecuencias del estrés y del burnout en el sector docente.
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